lunes, 21 de septiembre de 2009

tarde disipada

he salido a pasear por madrid. tenía que hacer una cosa, una inscrpción a otro curso, otro más. no tenía ganas. para qué. siempre lo mismo. esperanzas y frustración y desgana y menos dinero en la cuenta corriente.



me he duchado para ir, pero al salir de la ducha he pensado que no merecía la pena y me he puesto la ropa del gimnasio, y me he vuelto a sentar a esperar pero he pensado que estaba dejando pasar una oportunidad, quién sabe si algo bueno me esperaba y me he vestido con la ropa no deportiva para ir a apuntarme a ese curso. me he vestido rápido, decidido.



he salido a la calle y he tomado el metro. una pequeña angustia, una media desesperación y una fuerte desgana ya llenaban mi cabeza; compré el billlete y bajé las escaleras, ya sin ganas, sin motivación.


bajé al andén y justo cuando el vagón llegaba yo volvía por donde había venido y volví a subir las escaleras y volví a salir a la calle y volví sobre mis pasos; pero de nuevo me vino a la mente la idea de oportunidad perdida, de que quizás era una buena manera de llenar el tiempo hasta que empezaran las clases en la universidad y me paré, hice como que miraba el móvil pero pensaba qué hacer, si ir o no ir. un sinsentido enorme.


venga voy. volví hacia el metro. le dije a la taquillera si podía volver a pasar con el mismo billete. que había tenido que salir a la calle un momento. me dejó y pasé. volví a bajar las escaleras. vino el vagón y me subí a él. aun así las decisiones de los trasbordos eran pequeñitos obstáculos en los que pensaba si merecía la pena.


finalmente llegué a la estación deseada. aquí la ciudad parecía otra cosa. más viva, más alternativa, más atractiva, más para mí, creo.


andé por las calles, me fijaba en los edificios, en las gentes, gente joven y guapa o no tan guapa pero que leen a Ballard y pensé que me gustaría vivir por aquí, por el centro de madrid, tribunal, o moncloa, o la latina.



llegué al lugar, entré, miré, salí, me quedé mirando. nah, voy a pasaear un poco mientras lo pienso.




entré en la fnac, libros, discos, libros discos, culturaquetehaceponerlacabezacomounamotoloca.



fui al cajero, saqué el dinero de la inscripción; no sin antes vagabundear sin rumbo por las calles, dudando, meditando, para qué, no vas a conocer a nadie interesante, es tirar el dinero, sólo lo haces para rellenar el tiempo hasta que empiecen las putas clases...



fui otra vez hacia allí, quedaban cinco minutos para que aquello empezase; bah, para qué no merece la pena, 160 euros es demasiado dinero. aunque ahora gano buena pasta y 160 no es dinero. pero aún así, tanto curso, tanto curso, para qué, todo mierda, no merece la pena, seguro que luego van los 4 personajes de siempre, 4 personajillos que no molan un cacho y que me hacen ponerme triste.



hice una llamada y quedé para dentro de una hora con otras personas, personas que no me hacen dichoso ni especialmente afortunado pero que hacen que pueda salir de esta tarde de dudas y sinsentido.



me tomo un kebab y una cocacola por 5,50 euros

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