viernes, 7 de febrero de 2014

Salamanca y llorar.


Llorando como un chaval lesionado, veo y canto las canciones de este grupo. Es por los recuerdos, por los recuerdos amargos, amarguísimos como una acidez de estómago que te sube por la garganta en medio de la noche y tienes que escupir las babas en las sábanas y huele a vómito y piensas que tienes cáncer de esófago y también de momentos alegres, fantásticos, como la carretera Madrid-Ávila-Salamanca, con el coche a 180 km/h y aquel concierto con S. y C. y aquellos días de frío en las cervecerías acristaladas atiborradas de sexo y ganas y pudor.

Me he dado todo el asco en estos últimos meses, me he cortado algo los brazos con un cúter, los cigarrillos los he apagado con fuerza en mi piel. Como un castigo, como un castigo por ser asqueroso, inútil y tan, tan vencible.

Edificio Anaya, la noruega y la italiana que mi cabeza me hizo odiarlas y temerlas, los Trivial de los martes en el irlandés aquel, el estúpido juego de Facebook con el que pasaba las tardes con P. en lugar de estudiar los cambios fonéticos, la sequedad de mi mirada, las maletas deshechas llenas de calzoncillos y calcetines por lavar, las compras por 2 euros en la tienda para intentar hacer unos macarrones baratos, el frío mortal, las bufandas perdidas, las pérdidas en el póker, los domingos de fútbol sala, la delegada guarra nacarada y con zapatos de hierro, los whatsapp sin contestar, las pizzas del Día, las tardes de biblioteca y cigarros. Todo se fue y todo ha permanecido.

Algo quedó porque antes no me cortaba y ahora sí, ahora me corto con un cúter y tomo reboxetina y cosas peores, y suspendo, y no acudo a los sitios y ahora parece que estoy mejor, pero quién sabe mañana, quién sabe si un puente o las vías de un tren, o si mis hijas serán felices, si iremos de vacaciones a Mallorca o si encontraré respuestas, si el mundo no estalla y si yo ya no estaré allí para llorar como un tonto como ahora cuando escucho canciones de Love of Lesbian y se derrumban los artificios y los ojos vuelven a llorar como si yo fuera dueño de esos ojos y como si el que llorara fuera yo mismo escuchando estas canciones.