Tras haber visto La muerte de un ciclista, me faltaba por ver la otra gran película de Juan Antonio Bardem. Las dos me han parecido igual de buenas. Realmente no parece cine español, tiene mucha más intelectualidad, mejor puesta en escena y más contenido y sobriedad que gran parte de la películas hispánicas.
Ésta está basada libremente en una obra de Carlos Arniches "La señorita de Trevelez", que también me leí hace poco, ya que la mandaron en clase. La de Arniches tiene más comedia y existen otros pesonajes, como el hermano de la chica. Bardem, el pobre, parece que no tenía mucho sentido del humor, y le gustaba moralizar y enseñar y recalcar sus postulados.
La historia trata de una mujer que es producto de una broma maquinada por un grupito de señores provincianos que se aburren de la vida mediocre y sin divertimentos que llevan por lo que intentan hacerla creer que uno de ellos está enamorada de ella para que se ilusione, ya que nunca antes había tenido pareja; es decir, era una "solterona".
El cine de Bardem me recuerda en ocasiones al de Antonioni, en cuanto retrata las angustias de los personajes, el aburrimiento y cómo los encuadra en el plano. Es un cine de mucho diálogo y que era muy diferente al de su época.
Hasta hace poco no había visto ninguna película de J.A. Bardem; sólo le conocía de una vez que le vi rodar por la Ciudad Universitaria con Mar Flores y de la cantidad de críticas que recibió. Sabía que formó pareja con Berlanga, pero éste es más conocido, es más alegre y más popular. Pero después de ver sus dos obras más reconocidas me he dado cuenta de que es uno de los grandes indiscutibles de la historia del cine español, y que intentó hacer un cine de mayor calidad y llevarlo por derroteros mucho más interesantes de los que se habituaban.
Aquí Buñuel cargando con su propia cruz. Ay, qué dolooooó.
