viernes, 13 de mayo de 2011

A veces
solo a veces gran amor


A veces
alguien te sonríe tímidamente en un supermercado
alguien te da un pañuelo
alguien te pregunta con pasión qué día es hoy en la sala de espera del dentista
alguien mira a tu amante o a tu hombre con envidia
alguien oye tu nombre y se pone a llorar.

A veces
encuentras en las páginas de un libro una vieja foto de la persona que amas y eso te da un tremendo escalofrío
vuelas sobre el Atlántico a más de mil kilómetros por hora y piensas en sus ojos y en su pelo
estás en una celda mal iluminada y te acuerdas de un día luminoso
tocas un pie y te enervas como una quinceañera
regalas un sombrero y empiezas a dar gritos.

A veces
una muchacha canta y estás triste y la quieres
un ingeniero agrónomo te saca de quicio
una sirena te hace pensar en un bombero o en un equilibrista
una muñeca rusa te incita a levantarle las faldas a tu prima
un viejo pantalón te hace desear con furia y con dulzura a tu marido.

A veces
explican por la radio una historia ridícula y recuerdas a un hombre que en vida fue tu amigo
disparan contra ti sin acertar y huyes pensando en tu mujer y en tu hija
ordenan que hagáis esto o aquello y enseguida te enamoras de quien no hace ni caso
hablan del tiempo y sueñas en una chica egipcia
apagan las luces de la sala y ya buscas la mano de tu amigo.

A veces
esperando en un bar a que ella vuelva escribes un poema en una servilleta de papel muy fino
hablan en catalán y quisieras de gozo o lo que sea morder a tu vecina
subes una escalera y piensas que sería bonito que el chico que te gusta te violara antes del cuarto piso
repican las campanas y amas al campanero o al cura o a Dios si es que existiera
miras a quien te mira y quisieras tener el poder necesario para ordenar que en ese mismo instante se detuvieran todos los relojes del mundo.

A veces
solo a veces gran amor.

Jose Agustín Goytisolo

http://www.youtube.com/watch?v=N9eO2Fmcvm0

3 Microrrelatos

Microrrelato

Voy a escribir un microrrelato. Parece que están muy de moda últimamente. Muy acordes con estos tiempos nuestros tan veloces y donde prima lo instantáneo, o eso dicen. Aunque la verdad no sé sobre qué escribir, ni cómo, ni por qué. Tendré que elegir a un protagonista, a ser posible alguien con el que me identifique o al que odie. Luego ponerle a hacer algo, no sé muy bien el qué, algo banal, preferiblemente. Sería bueno que ese algo tenga un trasfondo, que parezca una cosa y sea en realidad otra, que trascienda en cierta manera para que tú, lector, te quedes pensativo o intrigado, y luego cerrarlo en un par de frases, agudas y llenas de ingenio, que descoloquen. Y luego ponerle el punto final. Tal que así.


Apunte al natural


10 de Mayo de 2010
Estoy desconcertado. Algo raro me ha sucedido hoy: en el descanso de media mañana tomando el café en el bar vi una servilleta de papel arrugada y pintarrajeada en el suelo. Como soy de natural curioso la cogí y leí lo que allí decía:
"Un día me morí. No recuerdo muy bien cuando fue exactamente ni cómo ocurrió todo. La espada que tengo clavada en el pecho me lo recuerda y, aunque ya no sangra debido al paso del tiempo, me molesta cuando ando. A veces temo caerme de bruces y que se me clave más profundamente de lo que ya lo está, pero luego me río para mis adentros al darme cuenta de que esto no agravaría la situación..."
Dejé de leer, intrigado, pues aquello me resultaba familiar. Me guardé la servilleta en el bolsillo y volví a la oficina. Esta tarde al llegar a casa, he rebuscado en mi viejo diario y he encontrado una anotación de hace hoy justamente un año, en las que repetía exactamente las mismas palabras que aparecen en la servilleta. No sé por qué pero este suceso me ha hecho dudar de si estoy vivo o no.

Yo

Desde hace un tiempo me vengo comportando de otra forma. Me encuentro con una amiga y me recuerda a una divinidad griega. Mi perro me parece que son todos los perros, como dijo Borges. Cuando te miro a ti veo a un personaje de Musil. Cuando voy al baño, me siento en la taza como pienso que lo habría hecho Kafka. Escribo SMS a la manera de Kierkegaard. Ando por la calle como Ramiro de Maeztu. Fumo como Onetti. Me rasco la cabeza como Galdós. Me acomodo los testículos como lo hubiera hecho Balzac. Eyaculo como Joyce. Conduzco como Sebald. Me río como Poe y lloro como Jorge Guillén. Mastico como Cervantes, me cepillo los dientes como Svevo e intento ligar como Pavese. Es decir, soy yo, tú, todos y ninguno.