jueves, 4 de abril de 2013

1:11 P.M.

 (Número 8 bghahh, Pollock)

La sangre sigue fluyendo desde mis venas hasta los ceniceros. Dios. Santo cielo. Cuando ando, el tambor de la muerte retumba en mis oídos haciéndome recordar los tiempos de guerras que solo dejaron desiertos y cactus en mis neuronas.

Compro en el Carrefour productos de la marca Carrefour y en Mercadona espaguetis de la marca Hacendado y en el Día, mayonesa de la marca blanca. Alimentos baratos y autodigeribles para un alma que no tributa, que duerme entre sábanas llenas de cenizas y de despertadores que suenan a las doce de la mañana y que te recuerdan que la vida es una realidad que es incomprensible para tu cuerpo barato que tan solo vale medio euro, o 20 céntimos o que prefieres regalar o intercambiar por otro nuevo, por un cuerpo sudoroso y con adrenalina que relama los parquets y no simplemente los ensucie con pisadas recurrentes.

Preferiría vivir en Corea del Norte y que me aniquilase Kim Yong-u
n y que me dijesen qué tengo que hacer, que me dirigiesen y me ningunearan y así ser un igual entre iguales autómatas, un robot sin sentimientos, sin sufrimientos y sin motivaciones.

No tengo ganas de ordenar el cajón de los calcetines y los calzoncillos porque nadie va a entrar a ver el cajón mis calcetines ni mis calzoncillos.

Las Coca-Colas matan y los bocadillos de salchichas con pan Bimbo también, y tú no estás y mi cabeza sí, y estoy cansado y la ventana está demasiado cerca del suelo.

Veo una película al día para vivir en otra realidad, donde la gente habla y ríe, y luego poder puntuar en Filmaffinity y sentirme útil por llevar mil películas puntuadas. Tener como objetivo en la vida el puntuar cinco mil películas. Ser un desgraciado. Ser yo y no saberlo.

Tener un perro negro con el pelo manchado de barro reseco dentro del pecho y que no se calle. Ser así. No serlo. Leer y no encontrar respuestas. Morirse. Que en Saturno no haya nadie. Encariñarse con Philip K. Dick y con Robert Mamoulian. No saber el nombre de tus hijos. No desearte porque no te sientas molesta.