lunes, 28 de febrero de 2011

Hola! Soy Lydia de GH


Querido diario:

Hacía días que no escribía nada y ahora que tengo un ratito libre he pensado volver a escribir. Hoy ha sido un día un poco movidito. Nos hemos despertado pronto, como todos los días. Aquí como no tenemos reloj, la verdad es que no sabes ni qué hora es, y yo que siempre he sido muy de horarios y de hacer todo a su hora, me vuelve un poco crazy todo esto. Pero bueno, lo estoy llevando bien, la verdad. Yago y Marta han sido los primeros que se han levantado y han llevado al burrito nuevo que nos han traído a su cuadra, porque se había salido entre la noche; le hemos puesto de nombre Tato, a mí me encanta, me parece genial, es como un pony, a ver si algún día nos dejan montarnos en él!. Aunque ayer se puso un poco brusco cuando intenté meterlo en la casa y me hizo así como un mal gesto. -Burrito malo- le dije- y él ni caso, así que le dejé por imposible. Mira que si me llega a dar una coz... Bueno, a lo que iba, me levanté y cogí mi bolsa de aseo. Laura y Marcelo seguían durmiendo como lirones así que les toqué un poco para que se despertaran. Parece que han vuelto a dormir juntos, entre la noche escuché el traqueteo que se traían. Dámaso estaba ya en el baño, le di dos besitos de buenos días y le pregunté si había dormido bien. Me dijo que sí. Es una pena que le hayan tenido que cambiar de cama, pero como el pobre es sonámbulo no es plan que en medio de la noche se levante y nos de un susto de muerte a los demás. Imagínate el panorama. Me duché y me puse mi vestidito negro, creo que nunca me lo he puesto desde que estoy aquí. Es un vestido muy sexy, a mí por lo menos me encanta. Es cortito y tiene el escote en forma de pico; me lo compré el verano pasado y me acompañó Tiziano para comprármelo. ¿Cómo estará él ahora? Pienso mucho en él. Espero que haya vuelto con su novio; hacían muy buena pareja.

Luego me he hecho el desayuno. Me he preparado unas tostaditas y el vasito de leche desnatada. Hay que cuidar la línea, y más ahora que tenemos cámaras enfocándonos todo el día. La verdad es que estoy supercontenta de que nos hayan puesto un minigimnasio, así por lo menos puedo hacer mis ejercicios y vaya que si lo he notado...! Ya notaba algo de flacidez en los muslos y los glúteos, pero ahora vuelvo a estar más tonificada.

Con Yago sigo teniendo muy buen rollo. La verdad es que es un chico superespecial para mí dentro de la casa, tiene mogollón de carisma y me hace mucho reír. Me lo paso muy bien con él. Hoy han estado todo el día tirándome pullitas que si me gusta o si me deja de gustar. Yo nunca me liaría con él, es guapo y tal pero no es mi tipo de chico.

Después de desayunar he ido a darle de comer a Tato, en cuanto me ve se pone inquieto porque sabe que le llega la hora de comer. Tienes hambre ya, ¿eh, glotón? - le suelo decir, y él me mira con esos ojazos oscuros tan monos que tiene, yo le abrazo del cuello y me gusta juntar mi cara con su cara y a veces me sorprendo porque le huele el aliento a pienso, he pensado comprar un cepillito de dientes para quitarle ese olor que me parece de lo peor.

Con Dámaso, mi amore, he tenido una conversación la mar de interesante. Me ha estado contando sus experiencias cuando fue monaguillo, me ha contado que llegó a dar la primera comunión, la ostia, como dicen ellos. La verdad es que es un chico que ha tenido unas vivencias superfuertes. Por lo visto el chiquillo se pasaba horas y horas rezando el rosario en su casa y que disfrutaba haciéndolo. Yo le noto supercambiado desde que entró en la casa. Antes parecía un paletillo de pueblo y ahora con la cresta tan mona que le hemos preparado y los consejos que le he dado de estilismo está mucho más divino. A veces le digo que entró como un niño y se va a ir como un hombre y él se ríe. El pobre me ha contado que nunca ha estado con un chico; cuando salgamos le voy a presentar a alguno de mis amigos. He pensado que Tiziano le podría enseñar muchas cosas, con lo lanzado que es... :)

Por la tarde hemos estado liados con la prueba; la que nos han puesto esta semana me parece muy divertida, la verdad es que me veo superrara vestida al estilo de Venecia, a los chicos les queda mejor el traje de gondoleros :). Tenemos que cantar canciones de Alejandro Sanz, Sergio Dalma y Mónica Naranjo. Dámaso es el que mejor se lo pasa, se agarra al palo de la fregona y no hay quien lo suelte.
Por la noche hemos comido todos juntos, me tocaba a mí hacer la cena y he hecho unos huevos fritos con patatas. Los huevos no me han quedado del todo mal y eso que soy un poco desastre en la cocina. Al menos se lo han comido todo!

En fin, querido diario, otro día más dentro de esta experiencia inolvidable. Me acuerdo mucho de papá y mamá y de todos mis amigos. Espero que estén todos muy bien y que estén orgullosos de mí y de mi comportamiento aquí. Yo procuro ser muy amable y llevarme bien con todos mis compañeros porque paso de malos rollos y peleas. Lo único que hecho de menos es haber encontrado a alguien especial aquí dentro, para enamorarme; hoy lo estuve hablando con Dámaso y la verdad es que enamorarse es una sensación superbonita y especial, que estás como atontada y feliz y lo echo mucho de menos.

Bueno, me despido ya, voy a echarme las cremitas y a dormirme ya que dentro de poco apagan las luces.
Kiss!

miércoles, 23 de febrero de 2011

Me acuerdo

Me acuerdo de la primera película que vi en un cine: Cariño, he encogido a los niños.

Me acuerdo de muchos sueños en los que encuentro monedas entre la arena.

Me acuerdo del profesor de 3º de EGB, Don Juan, que escogía entre nosotros a un encargado de ir a la fuente del patio del colegio para llenarle el vaso de agua. Alguna vez fui el elegido.

Me acuerdo de intentar hacer pan en casa y de que aquello no había quién lo comiera.

Me acuerdo del gol de Mijatovic contra la Juventus en la final de la copa de Europa. Me acuerdo de la frase del comentarista: "¡Ha marcado el Madrid, ha marcado Mijatoviiiic!" y del portero Bodo Illgner con los brazos en alto.



Me acuerdo cuando camino de la guardería, mi padre se encontró una pelota pequeña de goma, y que la guardamos en el tronco de un árbol. Fue un momento increíble, el salir de la guardería, por la tarde, y ver que la pelota seguía allí, escondida.

Me acuerdo de mi primera experiencia sexual, con una mujer mayor que era enfermera. Me acuerdo de que apenas me empalmé y de que no me gustó demasiado.

Me acuerdo de que los niños más gordos de clase jugaban al baloncesto y el resto jugábamos al fútbol.

Me acuerdo de las uñas de Gail Devers, corredora norteamericana especialista en pruebas de velocidad.



Me acuerdo de que los más sabían de la vida de entre mis amigos, decían que si los skins llevaban la cazadora del revés (las bombers), enseñando un forro naranja, es que querían pelea.

Me acuerdo de que no hice la Confirmación.

Me acuerdo de cuando me ponía el pantalón de chándal debajo de los vaqueros para parecer que tenía las piernas más gordas.

Me acuerdo del primer día de colegio; a los del D nos pusieron una cartelito naranja con nuestro nombre. Me acuerdo de que unos niños mayores se burlaron de mí diciéndome que si era primo de Marta Sánchez, debido a mi apellido.



Me acuerdo de aquellas mañanas extrañas en que mi madre me llevaba en un taxi al dentista y me perdía colegio. No me gustaban mucho y menos, el sabor del flúor.

Me acuerdo de las tardes en el hostal de mi abuela viendo Hablando se entiende la basca, esperando a que llegara mi madre. A ese programa iban chicos y chicas molones que decían palabras nuevas para mí, como "a tope", "enrollarse", "comerse el coco" o "pasar de todo".

Me acuerdo de la canción Judas, el miserable, que tarareé algún día de camino al colegio.



Me acuerdo de un sábado con mis amigos cerca del colegio y que uno dijo que venían unos skins hacia nosotros. Recuerdo que empezamos a correr como almas en pena y que yo me refugié en un Día durante media hora. Aquellas anécdotas daban para horas de conversación durante la semana.

Me acuerdo de que, en el colegio, todos queríamos bajar a enfermería a acompañar al que estuviera enfermo.

Me acuerdo de la cuchara de lentejas que, simulando una avioneta, se acercaba hacia mi boca.