sábado, 27 de agosto de 2011

La habitación verde, de Truffaut



¡Mas Truffaut, señores!
Truffautito, truffautito, cuán poético tú eres, humanista, gozador, bellísima persona y aristócrata(?) del gusto.

Aquí se reflexiona sobre los muertos. El papel que juegan los muertos en las vidas de los que aquí nos quedamos, los honores que se les rinden, si se les traiciona al, por ejemplo, rehacer tu vida con otra mujer tras haberte quedado viudo, etc.
Truffaut expone varias opiniones, hay dos personajes principales, el propio Truffaut haciendo de un articulista acartonado, que tras la muerte de su mujer, se pasa la vida analizando a los muertos, escribiendo largas esquelas y dedicando su vida a los fósiles y a un culto pseudocristiano por los que ya no están. La otra protagonista es una mujer, muy bella por cierto, que opina que todos los muertos son un solo muerto y que se puede rendir pleitesía a todos a la vez y que el vivo puede rehacer su vida sin que ello suponga una traición al difunto.


Entre ellos surge un amor vivo y vibrante, algo moribundo, aunque finalmente no se besan.

Un 8

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