La cabeza no la tengo bien del todo, sufro de fuertes emociones ante mínimos acontecimientos, una mirada es un desgarro almal, una frase es una tortura, una gracieta, una humillación. Como si no estuviese preparado para la vida, como si hubiera adquirido una personalidad demasiado endeble. Una mierda, vaya.
El perro se va a vender por 200 euros; me da pena; yo creo que me quería y yo le amaba en parte, salvo cuando me mordía nervioso.
Mañana marcho a la playa, cerca de Portugal. Me llevaré el portátil para ver Persona de Bergman. También me tendré que poner al sol.
Otra vez , fóllame otra vez, yo estaré desnuda, sin saber qué hacer
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