miércoles, 10 de septiembre de 2014

No, no.



Esos que me miran no sé quiénes son. Esos que me observan, que me repudian, que me asustan, que me cansan; no sé quién soy. Tengo miedo, mucho miedo, y es muy difícil mantenerse así erguido, mirando al frente, preparado para el acto.

No sé de dónde vienen estas ideas, qué cerebro enfermo poseo para que me hagan tanto daño, y que si tirarme desde el undécimo piso de la facultad sería una solución. Y si un cinturón, y si las pastillas (las pastillas que no llegaron a funcionar;.cuántas hay que tomar, qué dosis es la irreparable).

Pero yo no quiero morirme así, yo, en el fondo, deseo vivir, deseo que la vida brille y yo ser un cometa que se introduzca por las faldas como un aguijón envenenado.

Antes de ayer gané mil euros, ¿para qué? Para nada, para tirarlos por la borda en cursos obsoletos y en ilusiones vanas.

Madre mía, qué mal escribo, me doy asco, me da asco esta cabeza y estos sinsabores que se repiten día a día.

Pero quizás no quiera morirme. Todavía.

jueves, 14 de agosto de 2014

Islantilla

Solamente la mente es la que hace que el escudriñamiento de mi realidad sea raro. Solamente yo soy el culpable de mis desdichas. Genes o medio ambiente. No sé. Yo solo quiero dejar de llorar y que el mundo pare de llorar a mi alrededor, y es que hasta los raíles del tren me hacen llorar, todo es según el cómo y el cómo casi siempre está desenfocado.

Guárdame un poco de lucidez para la tarde, no me dejes solo las sobras. Quiero una porción del pastel, no craquelado, con buen corte y densidad óptima. Quiero comer un poco yo también.

Sé a mar, pero no se me quita la caspa.

Los Evangelistas - Yo, poeta decadente
Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
las golfas y el aguardiente,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

Como lágrima y pena
cuántas lágrimas
que hasta los raíles del tren
me hacen llorar

hasta los raíles del tren
me hacen llorar
tan cerca el uno el otro
como quisieran quisieran
se alargan y no se pueden juntar.

Como lágrima y pena
cuántas lágrimas
hasta los raíles del tren
me hacen llorar
tan cerca el uno el otro
como quisieran quisieran
se alargan y no se pueden juntar.

Como lágrima y pena
cuántas lágrimas
hasta los raíles del tren
me hacen llorar
...me hacen llorar
como lágrima y pena

me hacen llorar
hasta los railes del tren
me hacen llorar

lunes, 11 de agosto de 2014

Pasar la tarde

No quiero venir a comer pinchos morunos, 
no quiero vivir en este resort,
donde te dan masajes por 60€,
con olor de lavanda e incienso,
no quiero bañarme en una piscina llena de niños,
yo lo que quiero es restregarme por la tierra,
beber mucha cerveza,
decir lo indecible,
quiero ser el autor de un desamor,
ser la esfinge que todo lo mira,
comer y no engordar,
no engordar y dejarme crecer el pelo,
peinarme el pelo hacia atrás,
escuchar tus canciones,
leer libros manoseados por viejos,
jugar a ser Godard y tú Sofía Loren,
no, no quiero ser Godard,
prefiero ser Fritz Lang, o cualquier otro,
no quiero dar paseos,
quiero que me den a mí los pases.
Quiero recibir los pases de mucha gente,
y que la gente no pase de mí;
ser yo quien pase.

Fritz Lang en Le mepris

domingo, 10 de agosto de 2014

Otra vez y otra vez

Si tengo K2, las tiro y espero mejores cartas; si tengo AK, voy a muerte con ellas, pudiéndome jugar cien ciegas grandes. Con 88 también me las juego easy.

La cabeza no la tengo bien del todo, sufro de fuertes emociones ante mínimos acontecimientos, una mirada es un desgarro almal, una frase es una tortura, una gracieta, una humillación. Como si no estuviese preparado para la vida, como si hubiera adquirido una personalidad demasiado endeble. Una mierda, vaya.

El perro se va a vender por 200 euros; me da pena; yo creo que me quería y yo le amaba en parte, salvo cuando me mordía nervioso.

Mañana marcho a la playa, cerca de Portugal. Me llevaré el portátil para ver Persona de Bergman. También me tendré que poner al sol.

Otra vez…, fóllame otra vez, yo estaré desnuda, sin saber qué hacer



miércoles, 6 de agosto de 2014

Noches blancas, de Visconti


Noches blancas es preciosa; se llama como el programa que presentaba Dragó sobre literatura a la una de la mañana en Telemadrid, no sé si habrán sacado el título de esta obra de Dostoievski.

El relato de Dostoievski no me lo he leído, pero tengo ganas porque parece ser que el protagonista es más taciturno, más solitario, más como yo, en tres palabras.

Dostoievski y el sentimiento de culpa.

Recuerdo cuando leí Los hermanos Karamazov en unas vacaciones en la playa en mi adolescencia, seguramente no comprendí la mitad de las cosas, pero quedé embelesado por la prosa, o por la traducción de esa prosa.

El otro día me encontré con la rusa de mi facultad, llevaba vestido y zapatos de tacón, y me dijo que daba clases online de español a rusos y que estaba trabajando como agente literario para un autor ruso, no sé, y que también estaba mirando licencias de caza para los rusos que quisieran venir a cazar a España.

Dijo Emil Cioran que Rusia y España se parecían mucho, las dos habían tenido un imperio y las dos se habían desmoronado. Ni idea.

Yo uso el emule para bajarme películas basadas en la obra de Dostoievski, de momento he puesto a bajar El idiota, de Kurosawa y Los hermanos Karamazov de Von Sternberg y otra versión de Richard Brooks y una de Kaurismaki sobre Crimen y castigo.

Sigo fumando como un idiota.

Soy idiota. Deberían expulsarme de esta ciudad. Pero a cualquier ciudad llevaría el pesado fardo conmigo. Sí, ya lo sabemos.

No he leído El idiota, de Dostoievski. Apenas leo. Ya no devoro libros. Solo ojeo aquí y allá y en seguida me pongo a jugar con el móvil.

Tampoco he leído El jugador, solo Los hermanos Karamazov y ya me veo con el derecho a hablar sobre Dostoievski. Ja! Valiente idiota.

Hoy también estoy triste y ansioso. Y seguro que mañana también. Y pasado, y al otro y al otro.

Me llamó una echadora de cartas y me dijo que tengo un don, un sin ton ni son es lo que tengo.

Soy taaaan feliz. No.




martes, 5 de agosto de 2014

Playground Love

Yo ya no sé si estoy aquí por ti o estoy aquí por mí. Si me encierro, porque me encierro, si salgo es porque tengo que salir. You are my playground love.

Veo Noches blancas de Visconti y me identifico con Mastroiani, por lo de tímido o vaya usted a saber por qué cuernos.

Los cercenamientos no funcionan y la saliva me babea la almohada. I'm a high school lover, and you're my favorite flavor.

Fumo Ducados y Pueblo y bebo CocaCola Cero. Espero bajar de 100 kilogramos y no desagradarte tanto.

Eres un guaperas─ nunca me dijo mi padre, pero él dice que sí, que me lo ha dicho muchas veces y cuál es la verdad, si hay gente que se cree sus propias mentiras. No sé, pero cada vez me importa menos.

Mañana saldré, cogeré el metro y me adentraré en tus mundos, los mundos de las jirafas y los rinocerontes. Y no sabré qué decir, porque ya lo tengo todo dicho y no hay nada nuevo que añadir ni sé si tengo que añadir algo o si es conveniente añadirlo o si he de seguir diciendo. La gente y yo mismo pienso a menudo que debo seguir diciendo, que eso es la vida, armar el discurso, pero un día algo se rompió y ya no supe qué más decir. Solo digo lo que creo que es adecuado, pero eso me disgusta porque yo quisiera decir más, decir cosas inadecuadas, decirlo TODO, o al menos algo, algo de lo que sentirme satisfecho. Y como eso no ocurre, al final no digo nada. Y todo se me echa encima. Y sangro. Sangro mucho.




I'm a high school lover, and you're my favorite flavor
Love is all, all my soul
You're my playground love

Yet my hands are shaking
I feel my body remains, time's no matter, I'm on fire
On the playground, love.

You're the piece of gold the flashes on my soul.
Extra time, on the ground.
You're my playground love.

Anytime, anywhere,
You're my playground love.

viernes, 7 de febrero de 2014

Salamanca y llorar.


Llorando como un chaval lesionado, veo y canto las canciones de este grupo. Es por los recuerdos, por los recuerdos amargos, amarguísimos como una acidez de estómago que te sube por la garganta en medio de la noche y tienes que escupir las babas en las sábanas y huele a vómito y piensas que tienes cáncer de esófago y también de momentos alegres, fantásticos, como la carretera Madrid-Ávila-Salamanca, con el coche a 180 km/h y aquel concierto con S. y C. y aquellos días de frío en las cervecerías acristaladas atiborradas de sexo y ganas y pudor.

Me he dado todo el asco en estos últimos meses, me he cortado algo los brazos con un cúter, los cigarrillos los he apagado con fuerza en mi piel. Como un castigo, como un castigo por ser asqueroso, inútil y tan, tan vencible.

Edificio Anaya, la noruega y la italiana que mi cabeza me hizo odiarlas y temerlas, los Trivial de los martes en el irlandés aquel, el estúpido juego de Facebook con el que pasaba las tardes con P. en lugar de estudiar los cambios fonéticos, la sequedad de mi mirada, las maletas deshechas llenas de calzoncillos y calcetines por lavar, las compras por 2 euros en la tienda para intentar hacer unos macarrones baratos, el frío mortal, las bufandas perdidas, las pérdidas en el póker, los domingos de fútbol sala, la delegada guarra nacarada y con zapatos de hierro, los whatsapp sin contestar, las pizzas del Día, las tardes de biblioteca y cigarros. Todo se fue y todo ha permanecido.

Algo quedó porque antes no me cortaba y ahora sí, ahora me corto con un cúter y tomo reboxetina y cosas peores, y suspendo, y no acudo a los sitios y ahora parece que estoy mejor, pero quién sabe mañana, quién sabe si un puente o las vías de un tren, o si mis hijas serán felices, si iremos de vacaciones a Mallorca o si encontraré respuestas, si el mundo no estalla y si yo ya no estaré allí para llorar como un tonto como ahora cuando escucho canciones de Love of Lesbian y se derrumban los artificios y los ojos vuelven a llorar como si yo fuera dueño de esos ojos y como si el que llorara fuera yo mismo escuchando estas canciones.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Henry Hathaway - Envuelto en la sombra (1946)

Tras despedirme de A. y de I., me tomé un kebab en un bar cerca de la Filmoteca, eran las 9 de la noche y yo estaba triste y nervioso, creo que como casi siempre. Quería un kebab con patatas y coca-cola por 5 euros, pero no tenían patatas, así que me tomé sólo y solo el kebab con la bebida, por 4 euros. El camarero parecía malencarado, respondía a regañadientes y yo pensé que era por mi culpa, que le incomodaba mi presencia, no sé. La tele de la cafetería estaba puesta pero yo me senté mirando a la calle: pasaba gente joven que iban a reunirse con amigos para hacer proyectos de crowfunding o que se dirigían a casas destartaladas de Lavapiés a tomarse unos gintonics y reírse muy fuerte. Lo sé porque me lo decían sus caras curtidas en la noche.

Antes de entrar en la sala, vi en el vestíbulo a Raimundo Amador, rodeado de personas, el se reía a carcajadas y todos estaban muy contentos.

Me metí en la librería del cine. Allí me siento bien, pero el dependiente te saluda cuando entras y pienso que he de comprar algo. No lo hago. Una mujer hacía fotografías con el móvil a las portadas de los libros. Hizo una foto a un ensayo de Deleuze; yo ojeé uno de Eugenio Trías, en el que analizaba a directores y películas. Me pareció muy convencional: Hitchcock, David Lynch, Lang, Kubrick, etc.


Me senté en una butaca de un lateral, en el ala derecha del cine. Si hay sitio siempre opto por esa zona, ni muy cerca ni muy lejos, yo y mis lentillas, yo y mi programación usada. 

La película bien, en VOSE, cine negro, sórdido; la historia de un detective que no sabe por dónde le vienen los tiros, nunca mejor dicho. Personajes con trajes que les quedan como un guante. Mujeres elegantemente vestidas. Fotografía bien cuidada y un malo malísimo. Un 7.

Me arrastré hacia el metro y me tumbé en el sofá. Vi PuntoPelota y apagué la tele.

Las paredes se derretían y yo con ellas. Los pliegues de los cojines del sofá me hacían daño. Pensé o quizás pienso ahora en quemarme los brazos. Peso 105 kilos. Estoy vacío y fracturado. Yo también quisiera habitar un cuerpo bueno. Y no que las calles ardan.


sábado, 21 de septiembre de 2013

Lo del equilibrio no es tan fácil




Ya nunca estás, dame un abrazo, poder gritar, el miedo incontenible, ven, te embadurnaré de pinturas azules o si no quieres, no, qué caras más tristes, sabe y presiente, todo ha cambiado, ya no es como antes, ya no te merezco, no sigo detrás como un perro, si cada vez que vienes te vas, y me hablas de los dos, y yo siento que no estoy, el equilibrio es imposible, no te diré que no, te diré que no, en el fondo creo que hay algo, ella, ya no me imaginas, cazando en las casas, para qué, para qué todo esto, si ya no vienes, no me convences, y yo siento que no voy, el equilibrio es imposible, voy a caer, hace tiempo que perdí el equilibrio, y yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo, qué felices, pues vete, ellos son más felices, yo me destruí, con acento en la í, dios, qué caras más tristes, te enfureces, me gusta el crecendo, solo fumo ya cigarros, en mi cerebro hay silencio, todo ha cambiado, es mejor ya lo entiendo ahora, no sigo ya aquí, estuve y no estoy, me abrazas y me hablas de los DOS, que el equilibro es IMPOSIBLE, ohhhh, te arrojas como un trozo de madera astillada y partida, y me hablas y te digo que NO.

Luis Buñuel - Susana (Demonio y carne)

Esta madrugada de insomnio me ha servido para ver en el iphone, ¡¡en el iphone!!, Susana, de Buñuel.
Ya había visto en este mismo dispositivo días antes, Él, del mismo director, el aragonés cabezón.

Es una película sensual y atea, moralista a la inversa. La protagonista me la puso algo dura, en las escenas en que enseña muslos y rodillas, algo que le gustaba mucho a Buñuel, que era bien cerdo, creo.

Esta es de su etapa mejicana. Buñuel director español, que grabó casi toda su obra en Méjico y Francia, (tenemos que hacérnoslo mirar), una especie de Picasso, del que luego los franchutes se apoderan de su obra, grrr, putos gabachos, cómo los amo.

En ocasiones parece una fotonovela, en otras un dramón sudoroso, y en otras no lo sé.

Para mí Buñuel es el mejor director español.

8/10

Fotos:




Carlos Saura - Ana y los lobos (1972)



La vi de 2:00 A.M. a 3:30 P.M.; me comí un helado Cornetto de chocolate y me fumé cinco o seis cigarrillos. Llevaba puesto un pantaloncito rojo del Decathlon y nada más. Me sentía triste pero no tanto como durante el día. Por la noche la depresión es de las pocas enfermedades que remiten.

De Carlos Saura ya había visto: La caza, sobre la personalidad cainita de los españoles y Cría cuervos, análisis de una familia burguesa tardofranquista; con la canción de Jeanette como leitmotiv, no sé si se titula "Por qué te vas" o "Porque te vas" (internet tampoco lo aclara). 

(casi se me caen las lágrimas).

Carlos Saura, de los mejores directores que han parido estas tierras, solo superado por Buñuel, Berlanga y Almodóvar IMO. (esta tríada es un tópico; suelo valerme de ellos).

Geraldine Chaplin no lo hace muy allá, será que era joven y la novia del director. Aunque quizás ese envaramiento que muestra es para darle a su papel un toque de guiri que no se entera de nada y que no entona bien las frases. Me resultó extraño que dijera palabras muy rebuscadas del diccionario cuando es una chica que se supone que no habla bien el español.

La metáfora es clara: la Iglesia, los militares y el sexo reprimido se avalanzan sobre el cuerpo extraño, un cuerpo fresco y foráneo en una España autárquica.

Carlos Saura me gusta mucho, es intelectual, tiene pelos de loco y creo que es hermano del pintor Antonio Saura.


Una vez vi a Geraldine Chaplin cruzando un semáforo de la Gran Vía, ella venía y yo iba, ya mayor ella, arrugada. Llevaba zapatos y andaba como cualquier persona; nadie la miró en aquellos instantes, el abogado iba a reunirse en una cafetería con otro abogado, un joven iba a la FNAC a comprarse un disco de Loquillo, los extranjeros a su bola y los abuelos también. Solo yo me fijé en ella, o quizás no, solo yo vi que era Geraldine, ya vieja.

P.D.: También vi, en otra ocasión, a Fernando Tejero en ese mismo paso de cebra.


miércoles, 14 de agosto de 2013

La ciudad en verano

No sé. Las calles se deshacen y las luces me dejan ciego. Cojo el autobús rumbo a ninguna parte. Las mujeres pasean con tacones y vestidos vaporosos y yo me quedo callado, ahogándome en un cigarro y tocándome la mano con la otra mano y sin saber por qué no muerdo ya el asfalto de la ciudad inhabitada en que me tocó morir.


Los meandros de las dendritas y las neuronas impulsivas se expanden por mi cuello y van a dar a los ojos, unos ojos plastificados que fueron obedientes y que se intentan ahora acomodar a un mundo electrizante que las aurículas y los ventriculos apenas pueden soportar. 

La grasa de la tripa me muerde el estómago y me grita maldades cuando me arrastro a lugares siempre repetidos.

Soy carne humana, cerebro humano y mente humana. Tengo ganas de ser humano y que mi sangre no se escape por las tuberías. Desearía no acabar en las alcantarillas de esta ciudad que grita mi nombre y que yo no logro oír.